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Aprender y emprender son actitudes que se tienen o no, dependiendo del espíritu de la persona. Desarrollar la capacidad de leer el entorno próximo, identificar necesidades y ver posibilidades donde todos ven obstáculos, aprender de sus aciertos y errores, superar la adversidad para seguir luchando a pesar de las dificultades, todo ello define la actitud que caracteriza al emprendedor.
Emprender es rebelarse, es buscar tus respuestas y, sobre todo, es soñar con escribir tu propio camino.
Se trata de hacer algo que entraña dificultades y que requiere cierto aprendizaje.

El emprender ayuda a estimular el desarrollo de la vocación empresarial y la generación de empresas, logrando así ser el motor social en su calidad de creador de empleo y riqueza, fomentando e impulsando para ello el reconocimiento social de la empresa como un instrumento adecuado para el crecimiento, el desarrollo y el incremento de la actividad económica a la vez que se saca el partido al potencial del emprendedor.